viernes, 11 de diciembre de 2009

La memoria aguerrida Presentación de “Walinto” de Graciela Huinao

Por Roxana Miranda Rupailaf
Osorno 23 de Junio del 2009





El primer alumbramiento de “Walinto” (2001) de Graciela Huinao, no sólo constituye un momento crucial en la poesía femenina huilliche-mapuche, es además, un momento clave en la recomposición de la memoria ancestral de nuestros territorios; y subrayo nuestros, pues tenemos el agrado de que ser ambas del Chaurakawin. Por lo mismo, mi lectura no es estrictamente literaria, destaco y sumo en Huinao, la experiencia y la recopilación de relatos testimoniales.

La presente edición de “Walinto” (2009), es una edición trilingüe: español, mapudungun, inglés. Que, además, rescata la orfebrería mapuche a través de un registro fotográfico que acompaña a los textos.

El país de la infancia al que alude en el poemario Graciela Huinao, es un país cargado de memoria. Una memoria construida a partir de la experiencia que la autora ha tenido y tiene con nuestras comunidades huilliche, con su familia heredera de una sabiduría que se basa en la íntima relación con la naturaleza y la religiosidad. La poeta nos dice “ para poner tranca a la miseria/ cada cierto tiempo/ los williche de la costa/ desclavan de sus ruka las penas” (23)

La poesía de Graciela Huinao tiene como soporte escritural la historia de su vida y la de sus ancestros. Es consciente de esta responsabilidad en su escritura al asumir los relatos locales en voz propia y al volverse partícipe de una poesía que no sólo explora su belleza lírica; si no que se hace parte de denuncias políticas. Ejemplo de esto son los versos:” Nunca fuimos/ el pueblo señalado/ pero nos matan/ en señal de la cruz”(11) ó “Abuelo, hoy sé /nunca fuiste Williche/ tu origen Chono o Kawaskar/ no subió al bote/el día que robaron tu tierra y tu raíz” (33).

Graciela Huinao en “Walinto” no sólo consigue restaurar su propia historia, la historia de su infancia , de su raíz, si no que, a la vez , nos muestra cómo reconstruir nuestros propios pasados y también nos devela la injusticia, la miseria, a la que sin la existencia de una memoria estaríamos condenados. Cito, “Afino la memoria/ y el recuerdo se ilumina/ A quemarropa/ el invasor la mató en mi pueblo/ pero yo había encontrado una semilla” (29)

La semilla encontrada por Graciela Huinao es la escritura, y esa es una de las armas, de nuestro pueblo en la actualidad. Trabajar la memoria a través del texto, reconstruir el pasado a través del rescate de nuestros diversos relatos orales basados tanto en nuestra cosmovisión como también en nuestra experiencia. Crear a partir de la experiencia conjugando nuestros dilemas actuales con una mirada que evoca el fuego, el campo, la ciudad, el territorio que continúa ardiendo y alumbrándonos el camino desde el pasado.

La experiencia de discriminación sufrida por Graciela Huinao en su infancia la vuelve más fuerte y consciente de su diferencia. Diferencia que distingue en general a la poesía mapuche; y a la poesía de Graciela, de las demás. El valor testimonial, y la función política que cumple actualmente en nuestras comunidades la escritura es una función que no podemos desconocer, y allí radica la riqueza de nuestros poetas, novelistas, historiadores e investigadores, que con una voz propia, han sabido hablar y referirse a su propio pueblo como no lo hizo antes la llamada historia oficial.

Agradecemos entonces a Graciela Huinao el valor que como mujer tuvo en escribir la historia de su familia, de su pueblo. La trayectoria que como escritora y recopiladora de relatos ha dejado de manifiesto en otros libros como “La nieta del Brujo” (2003) y la novela inédita “Desde el fogón de una casa de putas williche”.