martes, 4 de agosto de 2009

Aproximación a una definición de Arte Mapuche Contemporáneo

Para hablar de “Arte Mapuche Contemporáneo”, tenemos necesariamente que abordar el significado que tiene la palabra arte.
Este recorrido conceptual en busca de la definición ya se ha hecho en la filosofía occidental y desde esta perspectiva no se define finalmente lo que es arte mapuche. Pero no importa cual sea la trinchera en que nos ubiquemos para poder identificar este término, a pesar de lo anterior, el arte esta en todas las cosas donde se manifiesta la expresión humana en el mundo, en cualquier parte. Arte es más o menos todo cuanto entendemos por tal, cualquiera que sea el lector que lo lea. Así un lector erudito vera arte donde el común de la gente no lo ve. Y así el pueblo vera arte en donde el erudito verá solo desperdicio.
Hablaremos de arte como la construcción tanto, estética como formal de la más elevada expresión espiritual.
Quizás dentro del mundo mapuche no hablemos propiamente de arte como se entiende en el mundo occidental, pero desde el mundo occidental si se puede distinguir elementos que permiten hablar de obras de arte mapuche contemporáneo.
Una de las nociones difícil de concebir dentro de la concepción de arte mapuche contemporáneo, es entender el arte integrado, por ejemplo con lo político, sin ser éste arte oficialista. En la cultura occidental el arte integral es una búsqueda permanente, en la cultura mapuche el arte integral es lo fundamental.
Un elemento que ayudará a entender el arte mapuche es su disociación del arte chileno, reafirmando la idea de que el pueblo mapuche es pueblo nación distinto de la sociedad chilena. En consecuencia arte es la expresión que deja ver nuestra existencia en el mundo. Es el anhelo propio de cada mapuche por expresar un sentimiento que se encuentra en el “corazón” (Piwke).

ARTE Y PODER ECONOMICO

El poder económico, motor de depredación que mueve al mundo occidental, es el que condiciona el juicio de cómo se mira la obra de arte. Es decir, lo que debiera ver el individuo como arte es lo que el poder demanda. No importa la vertiente ideológica en donde se origine la obra y que lucha contra el poder, el poder económico, ejerce una suerte de hipnosis sobre todas las demás ideas, que las impulsa solo en el sentido de afirmar la idea subyugante, pero no provoca un avance sobre el devenir que llevan al desarrollo de la cultura humana.
Ciertamente, existe en Latinoamérica una condición de cultura subyugada, en la generalidad de pueblos en donde las ideologías dominantes condicionan las maneras de ver. El ejercicio democrático del arte se manifiesta de acuerdo al patrón dictado desde el poder económico. Un patrón que determina y articula todos las condiciones que concurren para que la experiencia del arte sea un hecho. Este poder, por citar una vertiente, se ejecuta desde el aparato de mayor jerarquía de control visual ejercido en el mundo, desde la fuente máxima generadora de elaboración visual contemporánea; la televisión. La televisión como concepto ampliable; es el medio en donde todas las elaboraciones ideológicas, religiosas, económicas, valóricas, filosóficas, es decir todas las esferas del mundo humano se mixturan, y el “producto visual final” llega al individuo con componentes ya procesados, en donde el consumidor no interactúa con la expresión espiritual, sino con los elementos formales, ideados que desde el poder se hace constreñir la mente individual y colectiva. En el recuadro televisivo no se ponen en realce las diferencias culturales. Este cuerpo visual nos muestra la ilusión de cultura unitaria. La quimera de la nacionalidad compartida y equitativa. Esta observación es destacada para decir que nuestros mundos personales, sociales y grupales están imbricados y es justamente por este rasgo es que se usa este medio para que el estado gobierne. Por lo tanto toda lesión en nuestra alma colectiva encuentra una llaga en cada uno de nosotros y a través de los otros, herida que finalmente nos quebranta en nuestro anhelo colectivo.
La negación y el estereotipo de la condición cultural mapuche es definida por el poder depredador, así el mestizo chileno se enajena de su genética ancestral para mejor asimilarse al hilo quebradizo que lo ata lánguidamente al corazón del padre ausente.
Cuando la génesis de la obra de arte no se basa en una pieza del motor depredador, queda excluido dentro de los circuitos culturales y comerciales. El poder conoce de este efecto y sabe que es Leviatán quien dirigirá el orden universal. Cuando la obra se ejerce desde la pertenencia cultural que cae fuera del ámbito de tolerancia del poder económico, y que entorpece el camino de depredación, se convierte en “amenaza terrorista”.

MESTIZAJE EN LATINOAMERICA Y CHILE

«...nunca han podido eliminarnos ni borrar los recuerdos de lo que éramos indígenas, porque somos la cultura del cielo y la tierra, somos los antiguos descendientes y somos millones, y aunque el universo entero se desplome, nuestros Pueblos seguirán viviendo aún más allá del imperio de la muerte» (Declaración Solemne, Junta General de Caciques, 1991).

Existe una anulación de la circulación visual del pueblo - nación indígena en muchos países latinoamericanos, esa es una práctica muy común del estado dominante. La negación de la existencia, sometiendo a esta mentira como por una hipnosis controlada, y quienes más se afectan es el pueblo indígena que forma la mayor parte del territorio latinoamericano.
Generalmente no se abren en el ambiente cultural chileno ventanas en donde se encuentre el verdadero ejercicio del ser mapuche dentro del medio del que forma parte. Dentro de la definición de arte si es que se plantea en forma seria, existe una omisión, una completa ignorancia con respecto a la estética ancestral.
A si es como en Chile y mas específicamente en Osorno existiendo un porcentaje sobre el 80 % de población de origen indígena, las autoridades los artistas, intelectuales, políticos, religiones y la misma población chilena niegan la existencia de los otros y de ellos mismos. Irónicamente Osorno se presenta al mundo como una ciudad de colonias pluriculturales, sin embargo para los extranjeros que alguna vez han visitado esta tierra encuentran en sus calles la mirada antigua y angustiada de un pueblo sometido a una imposición de cultura que los mantiene atrapados en una cárcel del cuerpo propio.

Por ejemplo; en el sector de Rawe existe un lugar que es sagrado, Txen txen y Kaikaifilu en donde se realizaban ceremonias ancestrales, (aun se realizan) en torno a la cultura antigua también existen expresiones culturales irreductibles con respecto a la filosofía mapuche, a la cosmovisión finalmente. Todo esto conlleva a que a través de esta manifestación se involucre lo que hoy se llama música, artes escénicas, arquitectura, artes visuales etc.
Podemos afirmar que la historia del arte de rawe posee alrededor de 2000 o mas de 9000 años... pues los elementos culturales de este sector son los mismos de los cuales son parte el hallazgo de asentamiento humano del sector de monte verde entre puerto Montt y Osorno, hallazgos que ponen en una situación de absurdo histórico la teoría del poblamiento americano. Se podría decir con todas sus letras y con mucho orgullo que el sector de Rawe posee una historia que data de alrededor de 9000 años por lo menos. El arte de todos los que miran el mundo desde esta perspectiva ancestral sigue la tradición y perpetúa la visión de mundo de la que nos sentimos parte. El arte mapuche es contemporáneo, pero al mismo tiempo es ancestral, pues no inventa los signos ni la filosofía que contienen. Se despliega en su extensión libremente de acuerdo al desarrollo de la vida misma.
En la televisión chilena se ha mostrado malignamente el mal llamado “conflicto mapuche”, a raíz del lamentable homicidio del Peñi Matías Catrileo, integrante de la coordinadora Arauco Malleco", y la muy lamentable huelga de hambre de la Lamuen Patricia Troncoso, además de dela injusta detención del peñi Hector LLitul, provocado por la aplicación de la ley antiterrorista legado por la anterior dictadura. Al aplicar esta ley el estado de chile no reconoce la condición de pueblo mapuche, es decir no se reconoce una estructura, una sociedad dispuesta bajo elementos culturales propios.
Uno de los ideas desprendidas es que "el problema del pueblo mapuche no es la existencia del habitante chileno y su permanencia dentro del territorio, sino el capital transnacional, la depredación por sobre la dignidad humana. El alma de la sociedad chilena tiene un problema con sigo mismo y ese problema se lo carga al pueblo mapuche."
Podría agregar que el arte mapuche no es la sobra del arte chileno, el arte chileno aun hoy es arte colonialista, sin identidad en el mayor de los casos. El arte mapuche es el arte del ser humano que habita en el mundo, con identidad, territorio, cosmovisión.
Finalmente omitir la expresión cultural de un pueblo es matar al ser humano que esta detrás de este pueblo.

LA ILUSTRACION Y EL MUNDO MESTIZO

“Existen solo dos mundos; el mundo de los seres humanos que habitan en la tierra, por lo tanto los mapuche – gentes de la tierra- y los otros seres que no pertenecen aquí pero sin embargo deambulan en la tierra y fuera de ella” Ñaña Francisca Aucapan. Ralko Lepuy, Pueblo Pewenche.

Ilustrar es mostrar de manera tutelada una idea, a la vez es la posibilidad de adquirir información en términos prácticos y sencillos.
Asimismo cuando la obra artística es la copia fiel de la idea, ilustra al lector. Ha ocurrido a lo largo de toda la historia del arte occidental.
El egocentrismo cultural del mundo occidental que busca ejercer la supremacía para redimir a las demás grupos humanos a su usanza y semejanza. La decadencia de occidente desde el mundo posmoderno viene a consolidar un caos de ideas que deja en evidencia la precariedad del sistema cultural y que se opone al mundo mapuche.
El mestizo chileno que forma el mayor porcentaje de población de chile, no reconoce su doble componente ancestral, el local y el foráneo. Es en este vano sentimiento que deja esta latente ambivalencia enfermiza, en donde se asienta el poder depredador.
El mundo visual mapuche conocido por el mestizo chileno, esta basado en la representación de los elementos visuales propios de la cultura occidental chilena. Todo lo anterior a través de cronistas que realzaban a los antiguos habitantes de esta tierra (sin duda una practica común de los poderes subyugantes para mediante el glorifique se baja la guardia respecto al real intención del poder usurpador) que ilustraban situaciones primarias acerca del devenir de los primeros años de génesis de la nacionalidad chilena, situaciones costumbristas, reconocimiento del propio ser en este mundo. Así del mismo modo fotógrafos europeos del siglo xix muestran en situaciones ambiguas, en escenografías teatrales se muestran a famillas mapuche. Se le llama a esta imaginería del colono la base de la nación, lo criollo, lo autóctono. El folclor viene a asentarse como lo ilustrativo para el chileno, o el pueblo colonia, ilustraciones para entenderse y entender el mundo originario, en donde se generó la nueva vida para sus antepasados, en suma para tener una imagen de si mismo en este otro mundo. En época reciente ya lo hizo Violeta Parra, Víctor Jara artistas chilenos con ascendencia mapuche. El Folclor es la copia falsa del reflejo original. En el folclor se usan elementos autóctonos pero disociados de su origen. Las formas, los colores, los sonidos, son una interpretación de una idea propia, que quizás expresa el sentir de un pueblo colonizado que mediante el aferrarse a elementos culturales vivos de este territorio, establece una fugaz diferencia que le hace tener una idea propia de si mismo.
En esta esquizofrenia se mueven nuestros pueblos mestizos, con el anhelo escondido. Esquizofrenia social en el sentido de no pertenecer la expresión a si mismo. Lo de vivir desdoblado sin encontrar el cuerpo propio. Aislado viviendo entre dos mundos. Muchas veces la imagen que tiene el indígena de si mismo no es su reflejo, sino la visión de lo que el poder quiere que tenga de si y la imagen que se quiere se tenga del hermano. La fragmentación espiritual nos convierte muchas veces en suspicaces enemigos. La no aceptación de este reflejo forzado, es el exilio fuera del sistema social.
Cuando se separa la imagen de lo que se quiere representar, se apela a lo que en algún momento de la historia occidental se llama el mundo de las sombras. El igual al origen. Por ejemplo; para Platón la pintura era un arte menor pues era una copia, lo contrario a la verdad, finalmente lo distinto a la belleza. Hoy el arte contemporáneo demuestra con ventaja que no necesariamente lo bello es verdadero entre otras cosas…
Quizás dentro del mundo mapuche no hablemos propiamente de arte como se entiende en el mundo occidental, pero desde el mundo occidental si se puede distinguir elementos que permiten hablar de obras de arte mapuche. Esto no es nuevo pues ya en el siglo xiv, Alberto Durero, hombre renacentista por excelencia en el norte de Europa, al llevarle algunas piezas de tocados, orfebrería, joyas, dijo: este arte que traen es el arte mas elevado que se precie, tan elevado como el mejor arte de Europa, y estas personas podrían ser llamadas artistas y genios creadores”.
En nuestro corazón somos lo que queremos ser, pero cada uno de nuestros semejantes contiene una idea que fricciona el valor de las ideas propias. Pero la expresión artística occidental ¿es lo que el “piwke” (corazón) anhela? Quizás la respuesta sea lo que el poder demanda o lo que la idea dominante requiere.
Cuando una cultura como la mapuche expresa sus anhelos del corazón, no solo representa la acción de representar la idea o el anhelo, la acción de crear y el producto constituyen desde su origen hasta la concreción final la razón de ese anhelo. El gesto artístico constituye en si mismo expresión del movimiento unitario en donde la lectura del cosmos, el mundo humano y el objeto constituyen una unidad. La creación artística, la obra, son física de lo trascendente.
Los colores, los ritmos, las formas, los sonidos, los movimientos las texturas, etc., son herramientas necesarias para decir cosas que están en el alma.
El pueblo mapuche sabe que la imagen que tiene de si mismo es variable y depende del lugar y el contexto sociopolítico en que se encuentre cada individuo. Todo lo relativo a su cosmovisión va a determinar la visión estética para enfrentar a la idea dominante. La visión de uso de los elementos formales se adecua a través de una apropiación de los espacios visuales del mundo occidental.
Desde el uso del caballo, las monedas de plata acuñadas por el estado de chile, (con ella se realizan las trapelacuchas), la lengua, la religión, la política constituyen elementos culturales que han permitido la supervivencia de la cultura ancestral, así desdoblado el anhelo del corazón busca su camino ya trazado y este lo encuentra en si mismo y en sus iguales. La geografía natural determina el sentido del anhelo del corazón, y el lugar involucra mundos situados en un lugar físico y desde allí el mundo entero, hacia el universo.
Paradójicamente no se puede hablar de arte chileno considerando piezas de arte mapuche que datan de miles de años de existencia. Chile como estado nación recién se forma el año 1825, la corona española también podría colocar dentro de su historia del arte, a la expresion mapuche pues durante la conquista fue territorio español según ellos. De la única forma que se justifica que el arte mapuche sea arte chileno es por la conquista del territorio mapuche. Estamos frente a una idea de eliminar el anhelo del piwke mediante el poderío militar y la dominación por la fuerza.
Lo original, lo autóctono, no requiere ilustrar lo propio, la obra mediante la acción, gesticula el anhelo del corazón.
El arte contemporáneo mapuche se inserta desde el punto de vista de los elementos hechos propios, soportes, técnicas, conceptos, ideas adaptadas.

EL GESTO, LA ACCION Y LA OBRA

El gesto es el instinto que nace del anhelo del corazón. La opción que comprometa elementos que traspasen estructuras establecidas. El movimiento preciso que provoca la alteración del orden subyugador. La contorsión conceptual que restituye el orden propio.
La acción es la realización de la obra con movimientos espacios y verbos que son propios de la cosmovisión mapuche. La organización de los elementos y materias primas en un ritmo y en un espacio propio.
La obra es el objeto resultado de un proceso que se inicia con el anhelo del corazón. Las formas que adquieren son determinadas por la acción, el gesto es la colocación dentro de un contexto de esta obra para que de esta manera provoque la válvula de liberación del anhelo individual y colectivo.
Dentro de la asimilación cultural frente a la sociedad chilena occidental, se asume una subordinación estratégica y de esta forma se fija el concepto de arte y se hace propio. Apropiación del concepto para supervivir y llevar el anhelo del piwke hacia lo exterior del propio ser.
Todo buen arte nace del anhelo del corazón, es lo íntimo que queremos expresar. Logremos o no nuestro cometido el anhelo siempre aguarda allí el momento propicio para salir y ser carne del cuerpo. Los sueños, sean cuales sean son parte de nuestra cosmovisión, la tradicion, las ceremonias y todos los componentes de la cosmovisión mapuche son los anhelos del corazón. Son anhelos que laten desde la lejanía del tiempo.
La Nación mapuche se despliega como cultura ancestral en cada uno de los ancianos, niños, la relación con los iguales, los hermanos que son reflejos, o la imagen que más se acerca a la imagen qué siento que me representa. Esta construcción produce una red de anhelos propios que se colectiviza. Cada uno de los hombres y mujeres poseen este anhelo, sin ver esta imagen en el exterior pero si como algo que existe y conocemos solo en parte, existe una convivencia subterránea con mí igual, en esta oscuridad se tejen redes silenciosas, redes de afectos, redes de reunificación del conocimiento.
Cada hombre y mujer posee un fragmento de su historia colectiva un fragmento que sola no pulsa, solo lo hace en la colectivización de esta porción. En la sociabilizacion cobra sentido tanto en lo individual como lo colectivo. En la comunicación, la conversación, la vivencia con la tierra, contacto con lo natural se encuentra el vestigio del recuerdo perdido en lo remoto dentro del ser. Este anhelo propio también es colectivo.
La cultura mapuche posee un cuerpo de ideas estructurada a través de miles de años, el arte. La filosofía, la tecnología, son elementos que vienen a ser convidados al mundo mapuche sin ser invitados. Así como cada mapuche hace de su vida un proceso, una forma de aprender a vivir como mapuche, la sociedad entera lo hace. La recuperación del los espacios mapuches son tanto físicos como conceptúales este es un proceso original de una nación que se integra pues esta es su naturaleza. La tecnología es una realidad cotidiana y es la mejor “droga que mantiene en esta suerte de letargo a nuestros pueblos antiguos”, con sus artilugios crean la fantasía de una sociedad superior. El arte es un medio de supervivencia y continuidad.
El arte contemporáneo mapuche adquiere múltiples formas, con estilos que no están definidos directamente por las tendencias predominantes a priori, por lo mismo las formas que adopta es la apropiación de los estilos y de los lenguajes usados dentro del contexto del arte occidental. Es así como una pieza de madera tallada dependiendo del gesto de contextualizar esta obra adquiere un carácter propio dentro de otro contexto.
Así mismo como las tierras mapuches han sido despojados y ese despojo se ha realizado dentro de todo el ámbito de la cultura ancestral, de igual manera el ejercicio del arte mapuche contemporáneo es una apropiación de elementos culturales universales y desde esta permanencia se establece una posibilidad de supervivencia.
La supervivencia esta amarrada con las mas remotas expresiones espirituales, y el arte mapuche contemporáneo es un elemento mas para la reconstrucción del mundo propio

Podemos decir que el arte mapuche es el arte del proceso propio de la cultura y el pueblo, no existe arte si no existe el reconocimiento ni la libertad, no puede existir uno sin el otro esta relación univoca , se estructura en la unificación.

Autor: Julio Muñoz Uribe
Estudios Arquitectura PUC
Licenciatura en Artes Universidad de Chle
Artista Visual