lunes, 18 de febrero de 2008

Roxana Miranda Rupailaf





Nací envuelta en la leche de mi madre...
Nací envuelta en la leche de mi madre,
traje olor a sangre de mujer.
La tierra abrazó mis pies,
me reconoció la vida.
El vuelo de los pájaros hizo temblar mi alma,
el viento fue mi amigo de la infancia.
Me traía en la llovizna
los ojos mojados de mi abuela.
Y era mi eco que se hundía en el follaje,
la respuesta del laurel plantado por el sol.





Ű



Canasto de recuerdos
Yaces en el rincón más empolvado de la memoria.
Te pareces a mi madre .
Cuando me abrazas vuelvo a sentir
los calzones mojados de mi inocencia.
a vida te trajo en secreto,
creciste en mi como la enredadera.
Me vestiste en el camino de alegrías y tristezas.
Paquete de mis memorias,
¿me seguirás también a las tinieblas?







Pareja



Un caballo vuela al sur en medio de la guerra .
Un caballo sin alas montado en una nube,
me llama a la puerta de mis sueños
donde soy una potra más rubia que el sol.
Indomable como un pensamiento,
relincho mis ilusiones con olor a hierbas.
Despierto.
El caballo se cae del cielo

y me deja preñada .






Las mariposas cabalgan una flor...
Las mariposas cabalgan una flor
bajo las alas que crecieron
de la canción del agua.
Se visten de los sueños
que el viento con cuchillo
anda cortando en las veredas de la luna.
Las mariposas llevan los senos perfumados
de los encuentros secretos con el sol.
Ellas envejecen mirando las estrellas
que posee un vagabundo.
Beben el arco-iris que cruzó
la espalda de un niño en pleno vuelo.
Las mariposas cuando mueren
emigran a tu alma .





Amanece...
Amanece.
Mi alma trina,
tengo sangre en los soles carnales.
Una rosa abierta,
crucificada en mi cuerpo.
Tengo el volcán activo
en el sostén del deseo.
Y va quemando plumas del tiempo.
Tengo las llamas del cielo
convulsionado en mis pechos
y la pasión repartiendo en un vuelo
rojas gavillas de besos.
Voy y dejo ardiendo los campos,
soy una lloica de fuego.



Yo pecadora
Confieso que le he robado el alma al corazón de Cristo,
que maté una flor por la espalda
y le disparé a la cigüeña.
Confieso
que me comí todas las manzanas
y que suspiro tres veces
al encenderse la luna.
Que le mentí a la inocencia
y golpeé a la ternura.
Confieso que he deseado a mis prójimos
y que tengo pensamientos impuros

con un santito.
Confieso que me vendí por dinero.
Que no soy yo
y que he pecado de pensamiento
palabra y omisión.

Y confieso que no me arrepiento.