domingo, 14 de agosto de 2011

MAURICIO WAIKILAO..TEMUKO








HUELGA DE HAMBRE

En mi niñez el hambre era una vocecita

que robaba el pan a mis compañeros

de curso

Un sentimiento que me empujaba a compartir

dos de las cuatro galletitas

que recibía en el colegio

Los perros del fundo compartieron

conmigo su comida: unos pellet

con forma de huesitos

que mi abuela sazonó con grasa y sal,

una exquisités que me prohibieron

divulgar

Como las sopaipillas de afrecho “fritas”

con agua de pozo

Casi me convencen de que el hambre

era un regalo de Dios que había

que padecer con entusiasmo

para ganarse el cielo

La conciencia me la despertó

el hambre de otros

Recibí una orden del llanto

de esa viejita saliendo del negocio del gringo

con su bolsa vacía

y me enrolé en esta guerrilla

del pensamiento incorregible

para alimentar sus armas con frases toscas

y canciones sin rima

Quise ser cómplice de la historia

armero de la política directa

para tumbar esa hambre que casi me mata

El hambre es un deber a la inversa

El hambre es una desgracia imperdonable

que a esta hora apunto como un fusil

en esta guerra fabricada por la Ley

y redactada por la religión.






MARCHA

Los gritos negros de ustedes

llegados de la calle negra

entraron todos a la celda llena de hambre

Yo había leído de desobediencias morenas

que alentaban a sus presos

en la resistencia dura contra la tiranía

del cepo lacerante

pero no degustaba carne adentro ese revoltijo

de sentidos viscerales que raspan la emoción

la alegría y el orgullo sin distancias

de pertenecer a un Pueblo en guardia

Los carceleros sobre el muro atrincherados

entre ustedes y nosotros

con idénticas armas que siempre

están diciendo que tenemos

Sólo se dedican a mirar

porque los gritos aquí no botan murallas

como en Jericó

Los montajeantes

alertados del alboroto en curso

mandan a su tropas verdes

De un rato a otro ustedes corren por la calle negra

con sus lienzos, sus trutruka y altavoces

como nosotros en los fundos

con las ollas, los machetes y las piedras

en los morrales

La subversión de manta y chiripa

hace reverencias al Newen

porque ustedes libres y nosotros presos

vamos agrietando la geometría del asfalto concreto

en lo que antes fue el vergel

de nuestros abuelos.

Del libro “BITÁCORA GUERRILLERA”

de Mauricio Waikilao

(prologado por Elicura Chihuailaf)