domingo, 27 de marzo de 2011

Cristian Cayupan, Comuna de Saavedra


GRITANDO EN EL CALABOZO


Gritando con fiebre esta condena

me secuestro los ojos de la piel

y arranco mis pies de la tierra,

pero refugio mi voz en alguna sombra.

Como si mis pasos anduvieran en el aire

y dejaran sus huellas en las nubes,

voy saltando las tormentas

y ahuyentando las oscuras palabras.

Por un momento seré poeta

en algún sombrío bosque;

dejaré reposando en la nieve mi fiebre

de huir como lo hace el viento en mi tierra, lo aré.

El silencio es un azar poblado de estrellas

el cielo apenas un peladero castigado de azul,

no hay jardín donde pueda depositar mis oprimidos gritos

mas en la tortura seguirá reproduciéndose la ira.


HOGAR MAPUCHE PELONTUWE


En las Encinas #1020

las voces continúan transitando

brotadas desde los cuatros puntos de la tierra

hacia el encuentro de la memoria

impulsadas con la ayuda ancestral

por el sendero de la hermandad,

son voces venidas del viento

enraizadas de canelos

amarradas en descalzos boquis.

En sus murallas descansan las palabras

tejidas con el barbecho de la sangre

cuya simpleza adornan el devenir

Solo sombras torturadas

deambulan en su patio

solo huellas del tiempo

habitando en los surcos de la historia.


ME ESTOY SOLO


El sol se cubrió de luto. Y como él

¡Oh Luna de mi vida, a semejanza suya, vístete de sombras.

Charles Baudelaire


En el barbecho de la noche

o en la quietud del día;

en la insomne madrugada

o en el áspero atardecer

me estoy solo

secuestrado en el tiempo

en constancia de los días rutinarios.

En el insomne de la noche

la oscuridad irradia nuestras sombras.

Entremedio de rocas

una flor hiere sus pétalos,

los días van sin descuido

hacia sus guaridas, allí, refugianse

yo o, por los menos lo que queda de mi

Me estoy solo

colindo en este maldito sigilo

con migo mismo.

Bajo la tutela de la soledad

amanecer es en vano, si tu no estás,

la tarde adolece de ti:

solamente nadie escribe versos en la arena

y la mar se encarga de repasarlos.

Me estoy solo, escribiendo poemas en un burdelpara la doncella ausente

cuyo matrimonio fracasó después de haberme conocido;

en custodia de nadie, me estoy ausente en tus labios marchitando los días

y pudriendo las noches.

Ya no veo pasar la luz del día

ni la de tu sonrisa.




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