lunes, 16 de febrero de 2009

Anselmo Raguileo – Saltapura – Nueva Imperial

EL PREGON DE LAS ARVEJAS



De madrugada salió Cacinta
a coger capis de arvejas.
La vieron las últimas estrellas
y también el viejo puelche.
Bajo sus pies desnudos
crujen los tallos rotos
y, el rocío de la noche,
cae como lágrimas de las hojas.
Sus ágiles manos se mueven
como aves cogiendo semillas.
Transporta ahora su bulto
como hormiga que arrastra su carga.
Al trote sobre su mansa “mulata”
va ensayando una canción pregonera
y las cintas de sus cabellos
se agitan como alas de mariposas.
Llega a la ciudad
aún soñolienta
y grita su pregón
con voz cantarina
repitiendo una y otra vez
en cada esquina:
alvirca, casera, alvirca,
alvirca, alvirca, alvirca a a.

1 comentario:

Blanqui dijo...

Que maravilloso encontrarme con este poema de este gran ser humano.Anselmo Raguileo nos dejó una valiosa herencia, de poesia de humanidad, de sabiduría, un hombre que siempre estará en mi corazón en mi recuerdo en mi vida.Mi admiración por el es infinita y su legado al pueblo mapuche un tremendo regalo de amor por los que amaba
Blanca Arroyo Ríos